- Celebrar la eucaristía los domingos y fiestas de precepto.
- Confesar los pecados mortales al menos una vez al año y en peligro de muerte y si se ha de comulgar.
- Comulgar por Pascua de Resurrección.
- Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Iglesia.
- Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
Considera el mal que has hecho al ofender al Señor, Padre bueno, infinitamente amable: piensa que la pasión de Jesucristo fue provocada por nuestros pecados; reflexiona sobre la pérdida de la gracia y del cielo, sobre el infierno y la exigencia de purificación.
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