Dios mío,
me pesa y me arrepiento de todo corazón
de mis pecados,
porque al pecar he merecido el castigo;
y más aún porque te he ofendido a ti,
infinitamente bueno
y digno de ser amado sobre todas las cosas.
Con tu ayuda,
propongo no ofenderte más
y huir de las ocasiones de pecado.
Señor, misericordia, perdóname.