Jesús Maestro,
que has predicado tu sabiduría divina,
disponiendo que fuese comunicada
por los apóstoles;
dirige tu mirada bondadosa
sobre nosotros
y sobre nuestro apostolado.
Te damos gracias
por haber puesto en nuestras manos
los medios más geniales,
más rápidos y eficaces:
todo es tuyo;
y también nosotros
somos instrumentos para tu gloria.
Te ofrecemos nuestro trabajo
con las mismas intenciones
con que tú trabajaste,
predicaste y padeciste.
Queremos cooperar
a la salvación de los hombres,
como lo hicieron María, José, Pablo…
Jesús Maestro,
danos tu bendición
para que realicemos este apostolado
con acierto, con amor
y con fruto, para gloria tuya
y paz de los hombres.