Dios da al hombre su ley, le propone las verdades y leexige un culto espiritual; pero lo deja libre. Al concluir la prueba de la vida, llama a cada uno al juicio: Jesucristo proyectará sobre el alma una luz a través de la cual ella verá todas sus acciones y omisiones. Tres pueden ser las sentencias, según haya sido la vida: salvación, purificación o perdición (cf Gén 2,3; Dt 11,26; 30,15-19; Jer 21,8; Rom 6,22; 14,18).
Te doy gracias, Dios mío,
Padre, que me has creado para ti.
¡He salido de tus manos creadoras!
Volveré a tus manos de Juez y de Padre.
La eternidad depende de mí;
quien quiere se salva.
Así lo creo.
Pero necesito de tu gracia: mucha luz,
mucha fortaleza. Yo espero en ti.
Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…