El Señor te plantó como un árbol,
regado con trabajo y oración.
El Señor te eligió como a Pablo,
y la inquietud de Pablo sembró en tu corazón.
Todo lo haces por amor al evangelio,
todo lo puedes en Aquel que te conforta.
Es el amor de Dios la fuerza que te mueve,
y el hombre, hijo de Dios, lo que te importa.
Eres humilde, porque piensas siempre en grande.
Igual que Pablo, tú no sabes de fronteras.
Porque conoces bien los signos de los tiempos,
tu púlpito será la tierra entera.
Para la acción naciste tú, por eso oras.
Para el amor naciste tú, por eso amas.
De todo tú te sirves por llegar a todos.
A ti Dios te llamó y tú a todos llamas.