Que la lengua humana
cante este misterio:
la preciosa sangre
y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen,
Rey del universo,
por salvar al mundo,
dio su sangre en precio.
Se entregó a nosotros,
se nos dio naciendo
de una casta Virgen;
y, acabado el tiempo,
tras haber sembrado
la palabra al pueblo
coronó su obra
con prodigio excelso.
Adorad postrados
este sacramento.
Cesa el viejo rito,
se establece el nuevo.
Dudan los sentidos
y el entendimiento:
que la fe lo supla
con asentimiento.
Himnos de alabanza,
bendición y obsequio;
por igual la gloria
y el poder y el reino;
al eterno Padre
con el Hijo eterno
y el divino Espíritu
que procede de ellos. Amén.