HIMNO
A ti, sumo y eterno Sacerdote
de la nueva alianza,
se ofrecen nuestros votos y se elevan
los corazones en acción de gracias.
Desde el seno del Padre, descendiste
al de la Virgen Madre;
te haces pobre, y así nos enriqueces;
tu obediencia, de esclavos libres hace.
Tú eres el Ungido, Jesucristo,
tu amor complace al Padre;
siendo la hostia de tu sacrificio,
hijos de Dios y hermanos tú nos haces.
Para alcanzar la salvación eterna,
día a día se ofrece
tu sacrificio, mientras, junto al Padre,
sin cesar por nosotros intercedes.
A ti, Cristo pontífice, la gloria
por siglos de los siglos;
tú que vives y reinas y te ofreces
al Padre en el amor del Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno.»
SALMO 109,1-5.7
El Mesías, Rey y Sacerdote
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15, 25)
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Ant. 1. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno.»
Ant. 2. Dios, rico en misericordia, nos ha hecho vivir con Cristo.
SALMO 110
Grandes son las obras del Señor
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente (Ap 15, 3)
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza,
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Ant. 2. Dios, rico en misericordia, nos ha hecho vivir con Cristo.
Ant. 3. Cristo es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura.
CANTICO Col 1, 12-20
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Ant. 3. Cristo es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura.
LECTURA BREVE
Hb 10, 19-23
Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.
RESPONSORIO BREVE
R. Estamos en paz con Dios, * Por medio de nuestro Señor Jesucristo. Estamos.
V. Y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. * Por medio de nuestro Señor Jesucristo. Gloria al Padre. Estamos.
Magníficat, ant. Padre, te ruego por ellos, que son tuyos, y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.
MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Magníficat, ant. Padre, te ruego por ellos, que son tuyos, y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.
PRECES
Dirijámonos confiadamente a Cristo, nuestro sumo sacerdote, y presentémosle nuestros deseos y peticiones, diciendo con humildad:
Escúchanos, Señor, te suplicamos con fe.
Cristo, tú que eres la Palabra del Padre,
— pon en nuestros labios lo que hemos de pedir.
Cristo sacerdote, tú que eres el pan de la vida,
— haz que los que tú has elegido vivan el don de su sacerdocio, consumando en ti su propia oblación.
Cristo glorioso, que vives siempre para interceder ante el Padre en favor nuestro,
— haz que seamos fieles en la oración por tu Iglesia.
Cristo Señor, que fuiste enviado por el Padre,
— haz que todos encuentren en ti la vida y el camino del reino.
Cristo, Hijo de Dios vivo, que con tu muerte venciste a la muerte,
— haz que la oblación final de nuestros difuntos los lleve al gozo eteno de la gloria.
Padre nuestro.
ORACIÓN
Oh Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano constituíste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote, concede a quienes él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.