JESUCRISTO, DIVIN MAESTRO

Último domingo de octubre

JESUCRISTO, DIVINO MAESTRO

Titular de las Hermanas Pias DIscípulas del Divino Maestro
Titular del Instituto Jesús Sacerdote
SOLEMNIDAD

 

Jesucristo Maestro, camino, verdad y vida

La solemnidad de Jesucristo Maestro fue aprobada oficialmente por la Santa Sede el 20 de enero de 1958, e incluida en las Constituciones de la Sociedad de San Pablo el 24 de septiembre del mismo año (CISP 473), a petición expresa de nuestro Fundador (cf. art. 158 de las Constituciones de entonces, correspondiente al art. 9 de las actuales).

En múltiples ocasiones el Fundador ilustró el sentido de nuestra espiritualidad centrada en Cristo Maestro, cuya solemnidad anual pretende ser punto de partida y meta de una intensa vida espiritual, estímulo para no dejar nunca de ahondar en lo que para cada uno de nosotros significa estar a la escuela del Maestro divino.

Llegó a decir: «Esta devoción no se reduce a la simple oración o a algún canto, sino que envuelve a toda la persona. Si se practica bien, da a Dios un culto completo: siempre en Cristo y por Jesucristo… Nuestra devoción al Maestro divino ha de aprenderse para aplicarla luego al trabajo espiritual, al estudio, al apostolado y a toda la vida religiosa. Conviene recordar lo que tantas veces se ha meditado y que sirve para la piedad, pero que, con mayor razón, debe partir de la piedad y extenderse a toda la vida apostólica, pues el fruto de nuestro apostolado es proporcional a esto: presentar a Jesucristo camino-verdad-vida. Sólo entendida en este sentido, la devoción a Jesús Maestro producirá un gran progreso espiritual en las almas y responderá a las necesidades espirituales del hombre… Se es paulino en la medida que se vive de este espíritu y en este espíritu» (Pr DM 80). Por tanto, la devoción a Jesús Maestro no es simplemente un conjunto de prácticas, sino un estilo de vida, un modo de pensar, de razonar y de obrar.

El padre Alberione se preguntará en una meditación: «¿Cuál es la suprema personalidad? ¿Cuál el ideal paulino? ¿Cómo y cuándo se realiza y se vive? Cuando se puede decir, como san Pablo: “Vivo yo, pero ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2, 20)» (CISP 783).

«Es una transformación total en Jesucristo, en la que ambas partes (Jesucristo y el alma) se entregan recíprocamente, transfundiendo el uno en el otro la total posesión de sí mismo… Se consigue así la personalidad en Cristo que predican san Juan evangelista y el apóstol san Pablo» (CISP 783).

Este es el estilo peculiar de santidad y apostolado que Dios ha revelado al padre Alberione y que él nos ha comunicado a nosotros. En una meditación de Navidad de 1957 decía: «Debemos acercarnos al pesebre con el mismo espíritu de María y tratar de comprender bien qué es lo que quería indicarnos el Señor cuando nos dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida», que comprende la Iglesia, que comprende el Evangelio. ¡Comprender y amar! Si amamos esta devoción a Jesús Maestro, considerándolo tal como él es, ciertamente realizaremos un gran progreso en todos los aspectos, tendremos muchos más méritos… Seamos agradecidos para con la providencia de Dios, que nos ha concedido la inmensa riqueza de comprender mejor a Jesucristo. Aceptemos lo que es obligatorio, lo que constituye el espíritu, el alma del Instituto; es decir, vivir la devoción a Jesús Maestro, camino, verdad y vida: una devoción que no es sólo oración, sino que comprende todo lo que se hace en la vida diaria… Porque la voluntad de Dios, la adquisición del auténtico espíritu paulino, consiste en esto, que es el alma de la Congregación… No es una frase bonita, no es un consejo: es la esencia de la Congregación; ¡es ser o no ser paulinos…!» (Pr DM 72-73).

 

Toda la liturgia de la solemnidad es propia.

 

Disponibile in: Italiano Français English 한국어