Domingo dentro de la octava de Navidad
(o en su defecto, el 30 de deciembre)
SAGRADA FAMILIA:
JESÚS, MARIA Y JOSÉ
Titular del Instituto Santa Familia
FIESTA
La Familia de Nazaret, modelo de vida
La familia «constituye el fundamento de la sociedad» (Gaudium et spes, 52); es «la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan» (Gravissimum educationis 3). Y «la familia cristiana proclama en voz muy alta tanto las presentes virtudes del reino de Dios como la esperanza de la vida bienaventurada» (Lumen gentium, 35); es el punto de partida para la transformación del mundo. Su papel es tan importante para esa transformación y para la edificación del reino de Dios, que el Concilio no duda en denominarla «iglesia doméstica» (Lumen gentium, 11).
Este solemne magisterio de la Iglesia viene a confirmar cuanto el padre Alberione había pensado siempre con respecto a la misión de la familia, hasta el punto de ofrecer a la Iglesia, por inspiración del Espíritu Santo, una nueva forma de vida conyugal, realizada en la consagración, dentro del Instituto «Santa Familia».
«Cuando Dios —escribía el padre Alberione— quiso restaurar todas las cosas en Jesucristo, dispuso que él comenzara su obra presentando a todas las familias un modelo y un ejemplo perfecto en la Familia de Nazaret. En la Sagrada Familia, efectivamente, los padres, las madres y los hijos encuentran maravillosas lecciones de paciencia, de castidad, de amor familiar, de laboriosidad, de religiosidad. Allí vivió, trabajó y rezó Jesús durante muchos años, de modo que la restauración comenzó por la familia.»
La primera revista de carácter nacional que la Familia Paulina comenzó a publicar en Navidad de 1931, y que el padre Alberione apadrinó, fue Famiglia Cristiana, dirigida precisamente a todas las familias. Anticipaba así en más de treinta años lo que la Iglesia enseñaría en el concilio Vaticano II.
Cuando en 1956 la Famiglia Cristiana, en su edición italiana, alcanzó los ciento cincuenta mil ejemplares, en el mes de mayo, el padre Alberione consagró personalmente a María, Reina de los Apóstoles, en el santuario a ella dedicado, a todas las familias del mundo, suscriptoras o lectoras de la revista paulina. Pero su deseo era el de llegar a un núcleo de familias especialmente comprometidas en la vida cristiana. Para ello fundó la «Pía Unión de Familias Cristianas», aprobada por el cardenal Eugenio Tisserant en sus diócesis de Ostia, Porto y Santa Rufina, con decreto del 22 de abril de 1963.
La ocasión para realizar cuanto el Espíritu le sugería, le llegó al redactar el Estatuto de los Institutos «Jesús Sacerdote», «San Gabriel Arcángel» y «Virgen de la Anunciación», aprobado por la Santa Sede el 8 de abril de 1960.
En aquel Estatuto el padre Alberione planteaba ya la hipótesis de una consagración de los cónyuges «compatible con su estado» (art. 13).
El Estatuto propio del Instituto «Santa Familia» fue aprobado el 19 de marzo de 1993. Hay algunos artículos que expresan especialmente su naturaleza providencial:
«Art. 6. Los miembros del Instituto, persiguiendo la perfección evangélica en el estado conyugal, intentan “responder cada vez más ardientemente al amor de Dios”, traduciendo en la propia vida el ideal de san Pablo: “Para mí la vida es Cristo”.
Art. 13. Siguiendo a Cristo a través de los votos de castidad, pobreza y obediencia conyugales, los miembros son consagrados “al servicio de Dios y de la Iglesia”, quedan incorporados al Instituto y contraen los vínculos jurídicos propios de este Estatuto. La práctica de los votos de castidad, pobreza y obediencia conyugales ayudan grandemente a crecer en el amor conyugal y a tender “a la rectitud, la piedad, la fidelidad y el amor”, comportándose siempre “como el Señor se merece”.»
El padre Alberione introducía en la Iglesia la realidad de la «consagración» también para las personas casadas, superando el concepto de que esa consagración era un privilegio reservado solamente a los «religiosos».
Al aprobar la «Asociación Paulina», el 8 de abril de 1960, la Santa Sede daba también su asentimiento definitivo a esta fundación, que tuvo su nacimiento efectivo en una fecha memorable, la tarde del 26 de noviembre de 1971, día que fallecía el padre Alberione.
María y José, unidos por un vínculo de amor esponsal y virginal, que vivieron en familiaridad cotidiana con su Hijo en la casa de Nazaret, son modelo y fuente de gracia, de luz y de reclamo para todas las familias cristianas del mundo.
Todo como en el Misal Romano y la Liturgia de las Horas.