HIMNO
El Señor te plantó como un árbol
regado con trabajo y oración.
El Señor te eligió como a Pablo,
y la inquietud de Pablo
sembró en tu corazón.
Todo lo haces por amor al Evangelio.
Todo lo puedes en aquel que te conforta.
Es el amor de Dios la fuerza que te mueve.
Y el hombre, hijo de Dios, lo que te importa.
Eres humilde porque piensas siempre en grande.
Igual que Pablo, tú no sabes de fronteras.
Porque conoces bien los signos de los tiempos,
tu púlpito será la tierra entera.
Para la acción naciste tú, por eso oras.
Para el amor naciste tú, por eso amas.
De todo tú te sirves por llegar a todos.
A ti Dios te llamó y tú a todos llamas. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
SALMO 62,2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré
las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Ant. 1. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Ant. 2. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.
CANTICO (Dn 3.57-88.56)
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al Señor sus siervos todos (Ap 19, 5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.
Ant. 2. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.
Ant. 3. La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.
SALMO 149
Alegría de los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Ant. 3. La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.
LECTURA BREVE
Hb 13, 7-9a
Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.
RESPONSORIO BREVE
R/. Sobre tus murallas, Jerusalén, * He colocado centinelas. Sobre.
V/. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor. * He colocado centinelas. Gloria al Padre. Sobre.
Benedictus, ant. No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
BENEDICTUS Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Benedictus, ant. No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
PRECES
Por intercesión del beato Santiago Alberione, dirijamos nuestra súplica a Cristo Maestro y Pastor, que sigue socorriendo las necesidades y suscitando nuevas vocaciones por los caminos del mundo, y digamos:
Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros.
Tú que, desde el sagrario, iluminaste al joven Alberione, revelándole tu deseo de atraer a todos hacia ti,
— haz que todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo acojan la luz del Evangelio.
Tú que depositaste en el corazón de Santiago Alberione el celo apostólico de san Pablo por la salvación de los alejados,
— haznos sensibles y generosos a las llamadas de los que viven al margen de tu Iglesia.
Tú que concediste al beato Santiago Alberione el don de pasar constantemente de la contemplación a la acción,
— haznos fervorosos en la oración y entusiastas en el apostolado.
Tú que hiciste a nuestro Fundador formador iluminado y paternal de almas apostólicas,
— concede a todos los formadores discernimiento vocacional y eficacia en la guía de los jóvenes que se les han encomendado.
Tú que dotaste al beato Alberione de extraordinaria intrepidez apostólica y de dócil obediencia a los superiores,
— concédenos a nosotros una cordial fidelidad a las directrices del magisterio eclesial.
Nuestro Fundador prometió ser siempre «servidor de la admirable Familia Paulina, ahora y en el cielo», e interceder por todos los agentes de la comunicación social,
— concede a los nuevos apóstoles de la evangelización la gracia de alcanzar con él el Reino eterno.
Padre nuestro.
ORACIÓN
Oh Dios, que has suscitado en tu Iglesia al beato Santiago Alberione, presbítero, para que, con las diversas formas de comunicación, anunciara al mundo a tu Hijo, que es camino, verdad y vida; concédenos, te rogamos, que, siguiendo su ejemplo, contribuyamos asiduamente a la predicación del Evangelio a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.