Oficio de lectura

HIMNO

Cantemos a Cristo Maestro,
que al grupo de sus elegidos
llamó a Timoteo Giaccardo,
discípulo fiel y prudente.

Siguiendo las huellas de Pablo,
apóstol de todos los pueblos,
gastó su existencia por Cristo,
por Dios se entregó a los hermanos.

Con fuego de Espíritu Santo
al mundo anunció la Palabra,
gritó con los medios modernos
la buena noticia que salva.

Su fuerza fue el Pan de la vida,
su luz, la Palabra divina;
mirando confiado a María,
llegó hasta la santa montaña.

Con Pablo, su padre y modelo,
podía afirmar sin mentira:
«Yo vivo, mas no soy quien vive,
pues vive ya en mí Jesucristo.»

Regalo que Dios nos envía,
nos marca las pautas que, en Cristo,
nos dio como herencia preciosa
quien fue nuestro padre y maestro.

Al Padre la gloria infinita,
y a Cristo, Pastor y Maestro;
la gloria al Espíritu Santo,
por todos los siglos eternos. Amén.

 

SALMODIA

Antífonas y salmos de la feria correspondiente.

Para la primera lectura, cf. Liturgia de las Horas, vol. IV, «Común de Pastores», pp. 1533ss, o bien del «Común de santos varones», pp. 1593ss.

 

 

PRIMERA LECTURA

De la primera carta a Timoteo

5,17-22; 6,10-14

El buen combate del presbítero y del hombre de Dios

Querido hermano: Los presbíteros que dirigen bien merecen doble honorario, sobre todo los que se atarean predicando y enseñando; porque dice la Escritura: «No le pondrás bozal al buey que trilla», y también: «el obrero merece su jornal.» No admitas una acusación contra un presbítero, a menos que esté apoyada por dos o tres testigos. A los que pequen, repréndelos públicamente, para que los demás escarmienten.
Por Dios, por Jesucristo y por los ángeles elegidos, te pido encarecidamente que observes estas normas, excluyendo todo prejuicio y sin ser parcial en nada. A ninguno le impongas las manos a la ligera, ni te hagas cómplice de pecados ajenos; tú, consérvate honesto. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos.
Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la amabilidad. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

 

 

RESPONSORIO
1Co 4, 1-2; Pr 20, 6

R/. Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. * Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel.

V/. Muchos alardean de buenos, pero ¿quién hallará un hombre veraz? * Ahora.

 

 

SEGUNDA LECTURA

Del libro Regina degli Apostoli del beato Timoteo Giaccardo, presbítero.

(II ed., pp. 177ss. – XVI Consideración)

El apostolado de la prensa es la predicación escrita de la palabra de Dios, hecha por autoridad de la Iglesia

 

La Virgen María es reina del apostolado de la prensa, porque es Reina de los apóstoles: y el apostolado de la prensa, según el Santo Padre Pío XI, «es la obra más apostólica que se pueda realizar.» Reina de la prensa llamamos también a la dulce y poderosa Reina de los Apóstoles, para que la prensa no se sustraiga al universal imperio de la Virgen, y sirva para poner bajo su dominio todas las cosas. La prensa de la que la Santísima Virgen es Reina es la del santo Evangelio, que parte de la cátedra de san Pedro: para esta prensa es Reina de amor, que ilumina y conforta, bendice y premia. Confíe la prensa católica, ya que está bajo la protección de María; tiemble la prensa que va contra María, por haber atacado su terrible calcañal. El apostolado de la prensa, que se reviste de libros y periódicos, es la palabra viva de Dios vivo y salvador, como era palabra viva de Dios y salvador la predicación, que se reviste de sonidos articulados.
El apostolado de la prensa es la predicación escrita de la palabra de Dios, hecha por autoridad de la Iglesia. Es, por lo tanto, la publicación, la defensa, la explicación, la divulgación, la aplicación, la popularización del Evangelio, tal como se recaba de la santa Iglesia católica; la difusión de la palabra del Papa, tanto en la solemne e infalible, como la del magisterio ordinario, universal y seguro. El apostolado de la prensa es totalmente sobrenatural debido al fin al que tiende, el mandato del que proviene, el objeto que administra, y la autoridad con que trabaja. Pero incluso naturalmente la prensa es un reino, y María lo rige.
El fenómeno de la prensa es hoy, quizá, la principal manifestación en el campo de la actividad humana y uno de los principales medios de apostolado. La mayor parte de la actividad intelectual de los hombres está dedicada a la prensa. El periódico constituye el hambre de hoy, la sed de hoy, la respiración de hoy: el periódico suscita las ideas, dirige la voluntad, forma las conciencias, domina la opinión pública. La palabra pasa, pero la prensa permanece. Al periódico, a la prensa se la ha llamado con una frase muy cierta y expresiva «el rey de los tiempos», y la prensa y los hombres reconocen a la santísima Virgen como su Reina. El apostolado de la prensa, lo mismo que la predicación oral, es un gran sacramental de la Iglesia; y, en la medida que es difusión de la Revelación, participa del gran misterio de la redención,  que es verdad, camino y vida.
Dios es el primer autor. Él ordenó escribir de la misma forma que mandó predicar, incluso con mayor frecuencia. Ahí está la caridad de la luz, de la verdad, de la fe; la caridad que es el camino que conduce a la gracia, a la salvación, a la felicidad. San Pablo fue el apóstol más ardiente, y sin embargo nos dicen los que más profundamente conocen su espíritu: Si san Pablo volviese hoy al mundo, se haría periodista: «mi lengua es la pluma.» La Virgen María es toda ojos y todo corazón para este majestuoso instrumento de bien, que hoy la Providencia ha dado al mundo.

 

 

RESPONSORIO
2Tm 4, 1-2. 5. 17

R/. Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: Proclama la Palabra. * Cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu servicio.

V/. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje. * Cumple.

 

 

ORACIÓN

Oh Dios, que has guiado al beato Timoteo Giaccardo, sacerdote, en la vida y en el apostolado, con la luz de tu Palabra y la fuerza de la Eucaristía: haz que por su intercesión, en la Iglesia y en el mundo, los instrumentos de la comunicación social sean correctamente utilizados para fomentar el bien y contribuyan válidamente en todas partes a la difusión del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

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