Los signos de los tiempos leíste como nadie,
todo el afán de Pablo vibró en tu corazón.
Tu parroquia fue el mundo,
tu púlpito, los medios de comunicación.
Como Pablo, miraste a lo alto
y alzaste tu vuelo.
Como Pablo, en el diario trabajo
buscaste el sustento.
Como Pablo, tú abriste caminos
llegando a otros pueblos.
Como Pablo, desprecio sufriste
por el evangelio.
Como Pablo a su tiempo le hablaba,
le hablaste a tu tiempo.
Como Pablo, le diste a tu mundo
noticia del Reino.
Aquel fuego que a Pablo abrasaba
fue tu mismo fuego,
y el empeño y amor con que amaba
fue tu amor y empeño.