Judío con el judío
y gentil con el gentil,
me hice débil con el débil,
me hice fuerte con el fuerte,
me hice todo por todos… por servir.
Si predico el evangelio
no tengo por qué gloriarme:
cumplo con mi obligación.
Soy obrero que no tiene
motivo para ensalzarse:
todo el mérito es de Dios.
Yo no corro a la aventura:
yo busco, como el atleta,
siempre el primero llegar;
no me ocurra a mí que un día
al fin me descalifiquen,
a pesar de predicar.
Dios nos guarda una corona
a todos los que luchamos
el combate de la fe.
Corred hoy de tal manera
que os den siempre el primer premio
cuando a la meta lleguéis.