Te elevan tus hijos, con gozo y fervor,
siguiendo tus huellas, un canto de amor:
apóstol de Cristo, llamado por Dios,
del fuego divino transmite el calor.
Llevaste a las gentes de Cristo el amor,
sanaste las mentes, venciste el error:
infunde a tus hijos tu celo y tu ardor.
Haz tú que llevemos los hombres a Dios.
Al mundo que avanza por sendas del mal
indica el sendero de amor fraternal;
Tú, llévale a Cristo, camino, verdad
y vida del hombre, Maestro veraz.