Porque eres madre de Dios,
todo lo puedes.
Porque eres nuestra madre,
siempre nos acoges.
En tu corazón, María,
Dios y el hombre (bis).
En Caná quisiste socorrer
a los novios que no tenían vino.
Suplicaste a tu Hijo omnipotente
por tus otros hijos.
En la cruz tu Hijo te pidió
que ensancharas tu corazón de madre.
A tu lado nos tienes a nosotros,
a tus otros hijos.
Al nacer la Iglesia en Pentecostés,
y a lo largo del tiempo y del camino,
ha sentido muy dentro tu presencia
y tu amor de madre.