Eres madre de Dios y de los hombres
porque en ti se hizo hombre el Señor.
Eres reina del mundo y de la Iglesia,
que en la tierra es el reino de Dios.
Eres la alegría, pues supiste del dolor.
Eres la esperanza de los que esperan en Dios.
Desde el camino que lleva hasta el monte,
hasta el camino que lleva hasta el mar,
eres viajera que dice a los hombres
que en Dios reside la entera verdad.
Desde el valor de las cosas sencillas
hasta la entrega que exige el amor,
eres resumen de fe y de confianza,
eres la paz que nos deja el Señor.