Pueblo mío, escucha mi enseñanza,
inclina el oído,
atiende a las palabras de mi boca.
Lo que hemos visto y conocido
en la ciudad de nuestro Dios,
no lo podemos ocultar a nuestros hijos.
Diremos a las generaciones futuras
las obras del Señor, su gran potencia
y las maravillas que él ha hecho.
Pusiste una ley en Israel,
y dijiste a nuestros padres
que tú eres nuestro Dios por los siglos,
para que lo sepan las generaciones futuras