Cristo, Divino Maestro,
Cristo, Divino Maestro,
que eres el camino, la verdad y la vida;
postrados ante ti
con fe, confianza y humildad,
presentamos nuestra súplica:
enséñanos,
enséñanos el inefable camino
de tu verdad, de tu verdad
y santidad; que corramos
tras las huellas indelebles
de la única verdad, de tu verdad
y santidad, las huellas firmes
de tu santidad.