Salve, Cuerpo verdadero,
que has nacido de la Virgen.
Por nosotros inmolado,
en la Cruz has padecido.
De tu pecho traspasado
brotan ríos de agua y sangre.
Que podamos recibirte
en la hora de la muerte.
¡Oh Jesús dulce,
oh Jesús bueno,
oh Jesús, hijo de María!
¡Oh Jesús dulce,
oh Jesús bueno,
oh Jesús, hijo de María!