Espíritu que infundes la vida,
ven, y renueva nuestras mentes.
Derrama en abundancia tu gracia y bondad
en nuestro pobre y afligido corazón.
Consuelo de los fieles que luchan,
fuente del gozo verdadero,
torrente de agua viva y llama de amor,
unción de un pueblo bendecido con la paz.
Espíritu repleto de dones,
fuerza que actúas sobre el mundo,
regalo prometido por nuestro Señor,
que nos inspiras los caminos a seguir.
Haz limpia la mirada del alma,
llena de amor los corazones,
envía desde el cielo tu fuerza y poder:
así podremos resistir a todo mal.
Concédenos vencer en la prueba,
surja gozosa la esperanza.
Que siempre nos dejemos llevar de tu amor
y demos frutos de justicia y santidad.
Pronuncien nuestros labios palabras
iluminadas en tu fuego:
que el mundo reconozca la inmensa piedad
de nuestro Padre, que en el Hijo nos salvó.
Amén.