Invitatorio (Salmo 99):
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».
Lectura y reflexión (a elección): He 1,12-14; Jn 19,25-27.
Himno:
María, madre del buen Pastor,
ilumina, guía y conforta a la Iglesia de Dios.
Camina con el pueblo de Abrahán
la Madre de creyentes bendecida;
quien haya de esperar contra esperanza,
se acerque a ella, espere con María.
Oh Virgen esforzada, fiel creyente,
sendero de la Iglesia, firme guía,
tu vida maternal en fe comienza,
en fe germina y crece, en fe termina.
Oh Dios de los secretos insondables,
que vienes, moras y haces maravillas,
a ti te bendecimos con la Virgen,
la Madre de la fe y de la acogida. Amén
V. María, el Señor te ha bendecido y te ha constituido madre de la Iglesia.
R. Madre del buen Pastor, ruega por nosotros.
Ant. María, madre del buen Pastor, ilumina y guía a la Iglesia de Dios (Magníficat, p. 335).
Oremos. Señor Jesucristo, buen Pastor, que has dado la vida por tus ovejas, y a nosotros, tu pueblo y ovejas de tu rebaño, nos has confiado, desde la cruz, a los cuidados de María, concédenos, por su intercesión, que te sigamos como nuestro Pastor en la tierra, para que lleguemos a los pastos eternos del cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
p. 316