La Iglesia ha sido confiada a María. En la creación, en la redención, en la distribución de la gracia y en la gloria, María ocupa un lugar preeminente. Ella da a Jesucristo al mundo y a cada persona. Es madre de Dios y madre de la Iglesia. Todos los bienes nos han llegado a través de María. De María viene la vida. Ella es nuestra madre (cf Jn 19,25-27; Gál 4,4-5).
Bendito seas, Padre:
del mismo modo que la vida natural
viene de la madre,
la vida sobrenatural viene de María.
Es el retoño que trae la flor,
es la Madre que da
el fruto bendito de su vientre;
es la aurora que anuncia al sol.
Donde entra María, entra también Jesús.
El que encuentra a la madre,
encuentra al Hijo.
Por María, el camino es seguro y breve.
Jesús nos precede con el ejemplo:
se ha hecho hijo de María.
Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…