El Espíritu Santo desciende sobre María y los apóstoles y los llena de sabiduría, fortaleza y celo. La Iglesia nace, reúne muchedumbres, comienza su camino, se abre a todos los pueblos, y continuará su tarea hasta el fin de los tiempos (cf He 2,1-13).
Bendito seas, Maestro divino,
que has prometido y enviado,
desde el Padre, al Espíritu Santo
para iluminar y santificar a la Iglesia.
Por la oración de María,
haz que haya un nuevo Pentecostés;
suscita apóstoles en todos los tiempos
y dales espíritu de sabiduría
y de inteligencia, de ciencia y de consejo,
de piedad y temor de Dios.
Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…