1. Te adoramos, Jesús Maestro,
autor y creador del universo.
Todo él es participación
de tu sabiduría, de tu poder y tu bondad.
Te damos gracias
porque todo nos lo has dado
para elevar nuestra vida presente
como preparación para la vida eterna.
Bendito seas, Señor,
fuente de toda sabiduría,
que has iluminado las mentes de los hombres
para que descubrieran
las nuevas técnicas audiovisuales,
de manera que puedan
difundir rápidamente los tesoros divinos,
la cultura, el bien, la civilización cristiana.
«El mundo, la muerte,
el presente y el futuro,
todo es vuestro, vosotros de Cristo
y Cristo de Dios» (1Cor 3,23).
2. Jesús Maestro, envía tu Espíritu
para que nos comunique los dones
de entendimiento y de consejo.
Tú eres infinitamente bueno,
y bueno es todo lo que nos has dado.
Pero el libre albedrío del hombre
puede profanarlo.
De la misma boca puede salir
la bendición y la maldición.
El destino, la vocación
de estas nobles técnicas
es la evangelización, la cultura, el bien.
El mal está en convertirlos
en vehículos del error y del vicio.
Concédenos la gracia de comprender
la advertencia de san Pablo:
«Examinadlo todo,
quedándoos con lo bueno.
Guardaos de toda forma de maldad»
(1Tes 5,21-22).
3. Jesús Maestro, envía tu Espíritu
sobre los gobernantes,
productores, artistas, técnicos,
operadores de cine, radio,
televisión, audiovisuales, discos…,
para que sean penetrados
por los dones de la sabiduría
y del temor de Dios.
Que respeten la inocencia
y las leyes divinas,
y te sirvan a ti y a los hombres
produciendo buenos frutos
en servicio de la humanidad.
Señor Jesús, que el enemigo
no siembre nunca la cizaña
entre el buen grano,
abusando de la ignorancia
y de la fragilidad humana.
4. Jesús Maestro, envía tu Espíritu
sobre todos los oyentes y espectadores,
para que les infunda
la ciencia y la fortaleza
en el uso de los medios
de comunicación social.
Que sepan distinguir entre el bien y el mal,
entre la verdad y el error.
Que todos acudan
a las fuentes de agua viva,
abandonando las charcas contaminadas.
Que las personas sencillas,
deseosas de nutrir su espíritu,
encuentren en esas fuentes la vida,
y vida abundante.
Y que estas técnicas
comuniquen siempre la verdad,
la justicia, la bondad y la paz.