Hermanos:
Por el misterio pascual
hemos sido sepultados con Cristo
en el bautismo,
para que vivamos una vida nueva.
Por tanto,
renovemos las promesas del santo bautismo,
con las que en otro tiempo
renunciamos a Satanás y a sus obras,
y prometimos servir fielmente a Dios
en la santa Iglesia católica.
—Así pues, ¿renunciáis a Satanás?
—Sí, renuncio.
—¿Y a todas sus obras?
—Sí, renuncio.
—¿Y a todas sus seducciones?
—Sí, renuncio.
—¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra?
—Sí, creo.
—¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor,
que nació de santa María Virgen,
murió, fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?
—Sí, creo.
—¿Creéis en el Espíritu Santo,
en la santa Iglesia católica,
en la comunión de los santos,
en el perdón de los pecados,
en la resurrección de la carne
y en la vida eterna?
—Sí, creo.
Padre nuestro…
Que Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos regeneró por el agua
y el Espíritu Santo
y que nos concedió la remisión
de los pecados,
nos guarde en su gracia,
en el mismo Jesucristo nuestro Señor,
para la vida eterna. Amén.